Esta fue la primera visita que realizó un monarca español a Fuerteventura, abril de 1906
La de un joven Alfonso XIII, abuelo de S.M. Juan Carlos I, enmarcada en el ambiente de desánimo que se instaló en la intelectualidad y en la decadencia del sistema político de la Restauración , tras el desastre de 1898.
La visita del Jefe del Estado venía a expresar la vocación de reafirmar la soberanía española sobre las islas y a respaldar los intereses en la vecina costa africana.
En el recuerdo se fue apagando la crónica de la visita y por eso la rescatamos.
Veamos el ambiente y la descripción del Puerto de Cabras de la época en palabras del poeta lanzaroteño Isaac Viera, de visita en la isla dos años antes del paso de Su Majestad Alfonso XIII:
“La ascensión al pueblo, que se compone de veinte calles y una bonita plaza... exige encaramarse por cualquiera de las callejas que desde la principal trepan a derecha e izquierda de la población...” y prosigue “el muelle de Puerto de Cabras pertenece al municipio, es un rinconcito abrigado donde se recuestan a la baja marea las barcas... mientras algún pailebot duerme fuera del espigón...” Y termina diciendo “tiene dos fondas... cuenta con un hospitalito debido a los generosos esfuerzos de la Cruz Roja... En el casino “El Porvenir” se halla instalado un lindo teatrito... donde tiene también sus dependencias la Banda de Música”.
El ambiente institucional en tiempos de la visita
Entonces residía en Puerto de Cabras el Gobierno Militar de la Isla , la Subdelegación de Marina, la oficina postal, la subdelegación de Hacienda, la Notaría , varias agencias consulares, la Subcomisión de Cruz Roja y compartía su actual territorio con las jurisdicciones de los municipios de Casillas del Angel y Tetir, cuyos alcaldes asistieron al acto que nos ocupa. Las carreteras que unían estos pueblos estaban en obras y se abrían paso en Ampuyenta, con destino al Sur de la Isla y en La Matilla , hacia el Norte.
En el Puerto se perfilaba la capitalidad: Además de los organismos citados hacía poco tiempo que recibieron con jolgorio las fuerzas de la Compañía del Batallón de Reserva nº 6 que vino a guarnecer la plaza y que, precisamente en 1906 pasaba a denominarse Batallón de Cazadores Fuerteventura nº 22; y poco antes también la Guardia Civil había llegado al lugar. A fines de enero del año de la visita regia obtuvieron del Obispado la parroquia de Nuestra Señora del Rosario.
En el Casino “El Porvenir”, única sociedad civil que entonces existía, se comentaba la visita y se barajaban las peticiones que formularían a las autoridades de Madrid, pues muchos de los socios ocupaban los cargos administrativos del municipio. Se clamaba por la creación del Juzgado de Primera Instancia que les convertiría en cabeza de partido judicial, pues en esto seguían dependiendo de Lanzarote; así apareció en varias ocasiones en las páginas del semanario “La Aurora ”, único periódico local de la época. Se lloraba por el telégrafo, por los itinerarios de los vapores correos y tantos otros clamores.
Con la visita de Alfonso XIII Fuerteventura se asomó a la Historia de España para algo más que para servir de lugar de destierro, que también tuvo algún revolucionario de la Gloriosa de 1868 y "conspiradores" contra la metrópoli en los restos coloniales de ultramar.
El Rey en Puerto de Cabras
A las 6,30 horas de la mañana del 5 de abril de 1906 fondeaba el “crucero” Alfonso XII en la bahía de Cabras, donde ya estaba el Extremadura y otros barcos de menor porte desde la noche anterior.
Aunque el semanario La Aurora recogió en su número de 12 abril la noticia del evento, nosotros no nos resistimos a reproducir parte del acta que reflejó el Ayuntamiento en el Libro de la Corporación para dar solemnidad y conocimiento a las generaciones posteriores:
"Saltó S.M. al muelle por la marquesina preparada al efecto a las 8 1/2 de la mañana acompañado de los Excmos. Sres. Dn. Alvaro de Figueroa, Conde de Romanones, ministro de la gobernación; Dn. Agustín Luque, ministro de la guerra; Dn. Victor Comas, ministro de Marina; de los generales Marqués de Pacheco y Rascarán, de su séquito real, del Gobernador Civil de la Provincia Dn. Ramón Ledesma Hernández y del Teniente Coronel Jefe de la Guardia Civil de este Archipiélago Dn. Domingo Lomo Garcia.
"En el muelle le esperaba el teniente de Alcalde Dn. José Castañeyra Carballo por indisposición del Alcalde presidente Dn. Juan Domínguez Peña, el gobernador militar de la Isla , Teniente Coronel Dn. Antonio Serra Orts, el presidente de la Cruz Roja , Dn. Ramón Fernández Castañeyra y el médico titular Dn. Domingo Hernández González. Dicho teniente de Alcalde saludó al Monarca en nombre del pueblo, emprendió la marcha en dirección al templo parroquial. En el muelle le hizo honores la banda de música que dirige Dn. Juan Peñate Quevedo e inmenso público que excedió de cuatro mil personas le hizo una ovación delirante.”
"En medio de los vítores de la multitud que constantemente le aclamaba, llegó S.M. a
"El Ayuntamiento entregó al Rey una instancia pidiéndole un depósito de agua y el teniente de Alcalde rogó a S.M. aceptara una camellita que para el objeto se había adquirido, y S.M. manifestó que la aceptaba con mucho gusto.
"El General Marqués de Pacheco entregó 500 ptas. al Sr. Alcalde para los pobres y 250 al Dor. Martínez de Escobar para la fabricación del templo, y 200 dela Infanta Doña María Teresa que por indisposición no pudo saltar a tierra.
"A las 10 se dirigió S.M. al muelle seguido de su séquito e inmenso público, habiéndose embarcado en medio de la más entusiasta manifestación de simpatía.
"Todas las calles por donde S.M. pasó estaban vistosamente engalanadas por profusión de banderas y ramaje y se levantaron seis arcos de triunfo en las calles de León y Castillo, Marina y Plaza del Rosario.
"Todo el vecindario ha rivalizado en entusiasmo a la visita regia, quedando por ello satisfechala Corporación. "
"El General Marqués de Pacheco entregó 500 ptas. al Sr. Alcalde para los pobres y 250 al Dor. Martínez de Escobar para la fabricación del templo, y 200 de
"A las 10 se dirigió S.M. al muelle seguido de su séquito e inmenso público, habiéndose embarcado en medio de la más entusiasta manifestación de simpatía.
"Todas las calles por donde S.M. pasó estaban vistosamente engalanadas por profusión de banderas y ramaje y se levantaron seis arcos de triunfo en las calles de León y Castillo, Marina y Plaza del Rosario.
"Todo el vecindario ha rivalizado en entusiasmo a la visita regia, quedando por ello satisfecha