Quien desee estudiar las obras arquitectónicas del Mando Económico de Canarias en nuestra isla debería pasarse por el tablero de Las Escuderas donde, en 1946, se inauguró y cedió al municipio del entonces Puerto de Cabras uno de los pocos experimentos agrícolas que emprendió aquel organismo.
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Placa conmemorativa de la inauguración del pueblo más reciente del municipio de Puerto del Rosario, en una de las edificaciones del caserío. [Foto aportada por Paco Cerdeña] |
Allí se levantó el entonces conocido “Asentamiento de Los Molinos”, nombre con que, administrativamente, dieron a conocer el proyecto de la Colonia Rural García Escámez o “Las Parcelas”, que vino a sumarse a los de La Barriada de Nuestra Señora del Carmen, la Barriada Militar o el Colegio General Primo de Rivera, en El Charco, todos ellos en la capital insular.
La idea acariciada por las autoridades militares de la época para el poniente de Tefía, consistía en “reverdecer el desierto”, irrigando parcelas con las aguas de la presa que se construía cauce arriba del barranco de Los Molinos. Un pueblo con el que el Mando Económico quiso poner en práctica la idea de que el autoabastecimiento era posible.
Y para ello se usaron terrenos comunales de la Costa de Las Salinas y Jarugo y suelos que aportaron algunas familias con la condición de que se les cediera el aprovechamiento de dicha presa en igualdad con el resto de colonos. El terreno así “amasado” se distribuyó en lotes que se roturaron y se pusieron en explotación; unos tenían casa, otros no.
El proyecto arquitectónico inicial se debió al arquitecto Miguel Martín Fernández de la Torre , que diseñó otros edificios singulares en nuestra isla, como la “Delegación del Gobierno”, en la década de 1950.
Para Las Parcelas contemplaba el proyecto de 1945 distintas unidades: dos tipos de casas para vivienda de los colonos, y con singular estampa otras destinadas a escuelas, casa social y ermita. Aunque lo que finalmente se ejecutó allí o se conserva, nada tiene que ver con las líneas estéticas seguidas por el arquitecto grancanario.
La imagen soñada para el más reciente pueblo del municipio de Puerto del Rosario tenía firma y su diseño debiera encontrar cobijo en el estudio de la arquitectura de posguerra, en todo caso de la realizada por el Mando Económico de Canarias en Fuerteventura (1941-1947), por la estética inicial y por la estrategia de crear unidades de producción agrícola familiar. Lástima que se olvidaran del mercado para colocar los excedentes que allí se produjeran.
Su nombre responde al honor con que la Corporación Municipal quiso obsequiar al primer capitán general que ejerció aquel Mando, una vez cedió la Colonia Rural al Ayuntamiento de Puerto de Cabras.
Y la advocación de su templo, a la decisión tomada por los propios colonos a finales de 1950, recordando así que, en Fuerteventura, San Andrés ya patroneaba la agricultura desde 1609. Por cierto que la ermita, de etapa relativamente reciente, no es la diseñada por el arquitecto que aquí mencionamos.