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Mostrando entradas de mayo, 2024

Un panteón bien vale una misa

El antiguo cementerio de Puerto de Cabras Tal fue una de las condiciones impuestas por el Ayuntamiento de Puerto de Cabras cuando a principios del pasado siglo autorizaba al portuense don Agustín Pérez Rodríguez (1849)   la construcción del panteón familiar y la cripta que actualmente preside el antiguo cementerio público de la actual ciudad de Puerto del Rosario. Don Agustín, fue uno de los grandes contribuyentes, consignatario marítimo y activo comerciante que ocupó cargos concejiles, incluido en de alcalde de la localidad en 1873, y el de primer Delegado de Gobierno de España tras la recreación del partido judicial de Fuerteventura en la capital de la isla (como tal presidió algunos de los primeros plenos del Cabildo Insular, tras su puesta en funcionamiento en marzo de 1913). Desde 1919 y cada primero de noviembre allí, en la capilla de los Pérez se dice la misa de difuntos, normalmente previa a la celebrada en el nuevo cementerio de Zurita. El antiguo cementerio del

Cuando miro para el Convento de Betancuria...

Las ruinas franciscanas de Betancuria (Fuerteventura) La austeridad franciscana se siente en cualquiera de las ermitas de Fuerteventura. Son pequeñas y reproducen un esquema ancestral seguido por los hermanos de la Orden Seráfica desde su implantación en Canarias. Y en este sentido, el cenobio de San Buenaventura de Betancuria es la primera casa abierta por una orden monástica en las Islas: Las huellas actuales que las circunstancias nos “venden” como ruinas, no son las primigenias, sino el fruto de la reconstrucción acometida en el último cuarto del siglo XVII. Me refiero a la muralla que rodea la iglesia conventual y las cimentaciones de las celdas que vagamente se adivinan al norte de aquella, junto a una pequeña huerta. Insisto: son el resultado de la obra que allí se emprendió a finales del siglo XVII; como se hacía en toda Betancuria y los vecinos templos del Valle de Santa Inés y de la Vega de Río Palmas, afectados por la incursión berberisca de 1593. Los o

Los depósitos de lastre en Puerto del Rosario

  Piedras de lastre de buques en Puerto de Cabras En ocasiones hemos hablado de los cristalitos de las botellas de ron acunados en las arenas de nuestro puerto desde sus orígenes; de las idas y venidas de barcazas y chalanas que transportaban fardos y personas desde aquella playa hasta las amuras de los veleros fondeados en la bahía; de buques de vapor y casco de hierro que allí fondearon para traer el correo y para llevar cabras, burros o camellos, y piedra de cal, por citar algo de lo que de aquí salía. El movimiento portuario de entonces precisaba de grandes piedras para lastrar y equilibrar las embarcaciones cuando, en el trasiego mercantil, debían salir o llegar en vacío. Al zarpar de Puerto o de alguno de los embarcaderos naturales de la isla, la cosa resultaba más fácil; si había gente se cargaba piedra caliza o se tomaba de los depósitos de callaos habilitados en la cercanía. Fue algo habitual en el ir y venir por los mares de Canarias y África. Los que venían lastrados con pie