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Los depósitos de lastre en Puerto del Rosario

 Piedras de lastre de buques en Puerto de Cabras

En ocasiones hemos hablado de los cristalitos de las botellas de ron acunados en las arenas de nuestro puerto desde sus orígenes; de las idas y venidas de barcazas y chalanas que transportaban fardos y personas desde aquella playa hasta las amuras de los veleros fondeados en la bahía; de buques de vapor y casco de hierro que allí fondearon para traer el correo y para llevar cabras, burros o camellos, y piedra de cal, por citar algo de lo que de aquí salía.

El movimiento portuario de entonces precisaba de grandes piedras para lastrar y equilibrar las embarcaciones cuando, en el trasiego mercantil, debían salir o llegar en vacío. Al zarpar de Puerto o de alguno de los embarcaderos naturales de la isla, la cosa resultaba más fácil; si había gente se cargaba piedra caliza o se tomaba de los depósitos de callaos habilitados en la cercanía. Fue algo habitual en el ir y venir por los mares de Canarias y África. Los que venían lastrados con piedras de procedencia descargaban sus piedras en los depósitos habilitados por las autoridades locales de marina en las playas cercanas a los embarcaderos de nuestra jurisdicción marítima.

Así surgieron lo depósitos de lastre en las inmediaciones del "Callao de los Pozos", de la "Caleta de los Pozos", de la "Playa del Lastre" (que algunos llamaron de Juanito El Cojo); de la "Laja Negra", junto a los careneros de El Charco, y el embarcadero en la desembocadura del Barranco de Puerto de Cabras o "del Pilón".


Y las obras que en Puerto del Rosario se han realizado desde siempre para hacer la ciudad, han puesto y ponen al descubierto, con frecuencia (caso de la remodelación del Mercado Municipal), alguno de los montones de rocas de contrapeso de buques que hemos mencionado.

Si nos olvidáramos de estos detalles de nuestra historia marítima, no entenderíamos la presencia de los enormes callaos de sílex de la Playa del Lastre (hoy sepultada), de la de Los Mastrantos (o de las Escuevas, también desaparecida), o la de la Playa del Muelle Chico y el Charco.

Son tantas y de tan variada procedencia como barcos nos visitaron en los más de 250 años de historia portuaria.

Con el callao de mayores dimensiones y las anclas encontradas, se pudiera elaborar el complemento al complejo escultórico de la Explanada del muelle municipal. Hay piedras de lastre suficientes como para tallar en ellas, de forma bien visible, los nombres de legendarios veleros y vapores que transitaron por Puerto de Cabras. Y como nuestros orígenes estuvieron ligados a la navegación y al comercio, ¡Qué mejor manera que recordar este trasiego de una forma parecida a la que insinuamos!

Nos hablarían las piedras en el Puerto; y con los barcos se escribiría lo que vieron y en qué buques viajaron, ¿por qué no? Cualquier cosa vendrá bien para recordar e impedir la pérdida de la memoria de dónde venimos y a dónde fuimos; con qué puertos de Canarias, Sahara o El Caribe nos relacionamos o se relacionaron nuestros antepasados, que es lo mismo.

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Fuentes de interés para la genealogía en Fuerteventura

Registros sacramentales de las parroquias de la isla de Fuerteventura, siglos XVI-XX De interés para los estudios genealógicos y búsqueda de ancestros en una de las Canarias. Los archivos: Fechas Registros Parroquias (Sede del archivo) signatura 1587-1609 Bautismos, libro 1 N.S. La Concepción Betancuria (Antigua) 1 1591-1655 Bautismos, libro 2 N.S. La Concepción Betancuria (Antigua) 2 1640-1669 Bautismos, libro 3 y 4 N.S. La Concepción Betancuria (Antigua) 3 1669-1686 Bautismos, libro 5 N.S. La Concepción Betancuria (Antigua) 4 1686-1698 Bautismos, libro 6 N.S. La Concepción Betancuria (Antigua) 5 1698-1714 Bautismos, libro 7 N.S. La Concepción Betancuria (Antigua) 6 1714-1732 Bautismos, libro 8 N.S. La Concepción Betancuria (Antigua) 7 1732-1744 Bautismos, libro 9 N.S. La Concepción Betancuria (Antigua) 8 1744-1758 Bautismos, libro 10 N.S. La Concepción Betancuria (Antigua) 9

Noticias del convento franciscano de Betancuria, 1602-1835

Noticias del Convento de Betancuria, siglos XVII-XIX Los franciscanos que moraron en este cenobio de Fuerteventura compartieron, por lo general, las miserias y calamidades del pueblo llano. El censo de hermanos aumentaba o disminuía en función de que los años agrícolas fueran buenos o malos… Los frailes de la Orden Seráfica , aún rotando entre sus conventos, al llegar a nuestra tierra, entendieron como nadie el paisanaje y la sociedad de la isla desde la apertura de su casa en las primeras décadas del siglo XV . Acercarnos someramente a esta comunidad y poner nombre a algunos de de sus miembros es el objeto de nuestro artículo. Y lo hacemos de la mano del P. Inchaurbe, con el respeto y la nostalgia de lo que pudo ser esta tierra en aquellos ya lejanos tiempos en que habitaban entre nosotros y predicaban en nuestras fiestas. En 1520 fue decretada la erección de la Custodia de los conventos de Canarias, llevándose a efecto en capítulo provincial celebrado en Córdoba en 1522, con la

El buque Juan Sebastián Elcano en Puerto de Cabras

La visita del buque escuela "Juan Sebastián Elcano", 1929. El 21 de agosto fondeaba en la bahía de Puerto de Cabras el buque escuela de la Armada Española Juan Sebastián Elcano. Hacía menos de un año de su botadura y éste era su segundo crucero de instrucción. Tan alto honor para con la capital de Fuerteventura mereció un agasajo por parte de las fuerzas vivas de la localidad que convidaron a oficiales y guardiamarinas a la fiesta que se les brindó en el Casino que entonces se encontraba en la casa Manrique, hoy en ruinas frente al mercado municipal. Alumbrados con la electricidad que generaba la propia institución local, hubo fiesta hasta altas horas de la noche del día 23 de agosto de aquel año y los sones de la música se escaparon por los ventanales de aquel edificio para derramarse sobre los barquillos y sobre la arena de la playa del muelle chico. La foto del libro "Puerto del Rosario, cien años en la memoria", editado en 2000, recoge la segunda visita

La fiesta de San Buenaventura, recordando al pueblo majo

Ante la conmemoración de la incorporación de Fuerteventura a la Corona de Castilla, la celebración del Día del Pueblo Majo. Aquella mañana de julio parecía que hasta el Morro de Velosa contuviera su aliento; las piedras, calientes tras varios días de calor, condensaron el aíre fresco que, como por arte de magia, se hacía visible en forma de borbotones de algodón que caían sobre el Llano de Arriba. Estandartes y gallardetes tremolaban con la dificultad de aquellos húmedos cielos. Todo el Valle de Valtarajal pareció enmudecer; callaron los balidos de los ganados, los cuervos pusieron una nota de luto y hasta los guirres ascendieron a los cielos dando giros lentos y, jugando con el viento, ascendían tan alto que parecían alejarse para no prestar sus plumas para sellar el acuerdo que junto a las aguas del barranco pretendían firmar vencedores y vencidos. Vestigios aborígenes cerca de la Atalaya de Pozo Negro. Foto Paco Cerdeña /Cuaderno de Puerto de Cabra s Aquel catorce de julio se dilapi

Carta sobre el agua en Puerto de Cabras, octubre de 1909

Recientemente hemos recibido correspondencia del viejo Puerto de Cabras. Unas letras que nos manda un viejo amigo, Manuel Déniz Caraballo quien, como sabemos, viene haciéndose cargo de la escuela de niños de la localidad junto a otras muchas actividades.  En esta ocasión nos habla del agua, un tema que, hoy como ayer, en Fuerteventura, nos arrolla en el desconcierto. Apenas hará cinco años que llegó el Batallón Cazadores a Fuerteventura, yo llegué -me dice el señor Déniz- al año siguiente, en 1905 creo recordar. Hoy que celebramos la llegada del telégrafo -comentaba el viejo maestro-, sufrimos con el abastecimiento de agua a la población. Por todas partes se extiende la crítica de que si se vende el agua que llega en barricas a bordo de angarillas de camello o en la panza de los correíllos... La prensa -remata- no ayuda a esclarecer qué está pasando con el agua. Don Manuel Déniz intentaba justificar a los gestores municipales de Puerto (el cabildo aún no había llegado), entonces respon